INVERTIR EN EDUCACIÓN PREESCOLAR

Qué tan efectivas son esas políticas para el país fue la pregunta que se hicieron los investigadores Dante Contreras, del PNUD y de la U. de Chile; Rodrigo Herrera, de Mideplan, y Gonzalo Leighton, de Corfo.

Publicado el 19 May 2008

Por cada dólar invertido en enseñanza preescolar, hay un retorno de ocho dólares cuando el individuo es adulto. Es decir, mejorar la educación preescolar tiene más efecto que cualquier política sobre la educación básica, media o superior. Es lo que encontró el investigador estadounidense James Heckman y que ha servido de base para todas las políticas que incentivan esta educación en el mundo y en Chile.

De allí la fuerte inversión que está haciendo el gobierno chileno en ampliar la cobertura de salas cuna y jardines infantiles, especialmente en los grupos de menores ingresos.

Qué tan efectivas son esas políticas para el país fue la pregunta que se hicieron los investigadores Dante Contreras, del PNUD y de la U. de Chile; Rodrigo Herrera, de Mideplan, y Gonzalo Leighton, de Corfo.

Para ello, recurrieron a la base de datos del Simce de segundo medio de 2001 y la contrastaron con la asistencia a la educación preescolar. Los resultados: los alumnos que asistieron al jardín infantil lograron entre 7,4 y 8,8 puntos promedio más en la prueba Simce de matemáticas que quienes no asistieron al jardín y entre 5,8 y 6,6 puntos más en el test de lenguaje.

¿CALIDAD O CANTIDAD?

Se trata de la primera investigación longitudinal que aborda el impacto de la educación preescolar en Chile y que confirma un hecho que varias investigaciones internacionales ya habían demostrado: la educación estimula las potencialidades de los niños en una etapa en la que se están formando los mapas neuronales de su cerebro. Así, un estímulo de calidad es fundamental para sus habilidades cognitivas y no cognitivas y para un mejor desarrollo psicosocial, entre otros aspectos.

Según Heckman, la educación preescolar tiene tantos beneficios porque, más que producir cambios en el coeficiente intelectual, modifica las habilidades sociales y la motivación de los niños, las que, a su vez, inciden en el rendimiento académico e incluso en el ámbito laboral.

Pero así como los resultados de la investigación chilena son alentadores en cuanto a la importancia de la educación preescolar, también son preocupantes en otro ámbito. A diferencia de lo que ocurre en otros países, en Chile el efecto de la enseñanza preescolar es mayor entre la población de mayores ingresos: estos niños lograron hasta 10 puntos más en el Simce, mientras que en los estudiantes de menores recursos, la asistencia a un jardín prácticamente no tuvo impacto en su rendimiento.

"Una posible explicación podría estar en la calidad de la enseñanza parvularia a la que acceden los niños de uno y otro sector socioeconómico", dice Dante Contreras.

Efectivamente, se trata de niños que asistieron a un jardín infantil durante los '90, época en que la cobertura de la educación preescolar era no sólo más baja que ahora (20,9% de los niños asistía a algún tipo de jardín, mientras que en 2005 lo hacía más del doble), sino que también más heterogénea en cuanto a cantidad y calidad.

Según los expertos, en esa época había 175 comunas que no tenían ningún establecimiento de este tipo, mientras que comunas como Viña del Mar, Las Condes, Providencia y Santiago, las de mayores ingresos, contaban con el mayor número.

Una realidad que a la larga se reflejaba en distintas oportunidades de acceso a la educación: según el estudio, los niños que vivían en comunas con más oferta de jardines y de mayor ingreso per cápita tienen más probabilidades de asistir al jardín. También las probabilidades aumentan mientras mayor es el nivel educacional de la madre.

"Una de las conclusiones es que no sólo se debe mejorar la cantidad, sino la calidad de la educación preescolar que se ofrece", dice Contreras.